Medidas para combatir la pobreza, políticas más proactivas para reducir el paro, aumentar la participación laboral, elevar el salario mínimo, invertir en infraestructuras… El arranque de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) a Estados Unidos parece más el análisis del escenario económico de un país en desarrollo que el de una potencia mundial. El mensaje a Washington es claro: deben mejorar las perspectivas de crecimiento a largo plazo en la mayor potencia económica del mundo, porque eso beneficiará también al resto.
El FMI proyecta un crecimiento del 2% para Estados Unidos este año, lo que representa una rebaja con respecto al 2,8% que predijo en abril, y solo una décima por encima al registrado en 2013. Para 2015 mantiene la cifra del 3%. La crudeza del invierno y la desaceleración externa, junto a un mercado inmobiliario que “lucha por recuperarse”, provocaron que el arranque de 2014 fuera complicado. Sin embargo, augura un “repunte notable” de la actividad aunque teme que el potencial para los próximos años esté más en el 2% frente a la media del 3% antes de la crisis.
La recuperación de la recesión está siendo lenta y penosa, y eso provoca que la tasa oficial de la pobreza esté estancada por encima del 15% cinco años después de la crisis. El organismo dedica un apartado en sus conclusiones a un problema que afecta a casi 50 millones de estadounidenses. La reducción de la pobreza requerirá, según el FMI, de una reactivación mucho más robusta del crecimiento y de la creación de empleo. Pero debe acompañarse con otras acciones políticas.
«EE UU debe invertir en su futuro. La prioridad es invertir en su gente, para que vuelva al mercado laboral», reiteró su directora gerente, Christine Lagarde. La reciente reforma del régimen de seguro médico, según el Fondo, es un paso en el buen sentido para elevar el nivel de vida de los grupos de población más vulnerables. También habla de créditos fiscales permanentes al trabajo, como a los empleados jóvenes y mayores de bajos ingresos y a las familias con hijos. Algunas de estas ayudas acaban en tres años.
El organismo que dirige Lagarde se mete en este punto en el debate sobre el incremento del salario mínimo, que califica de “bajo” comparado con otros países. “Esto ayudaría a elevar los ingresos de millones de trabajadores pobres”, señala la conclusiones del FMI. En paralelo, hace recomendaciones conocidas, como mejorar la estructura impositiva, la reforma del régimen de pensiones y el hipotecario y controlar el coste en salud.
Un año más con tipos al 0%
El informe anual del Fondo sobre la economía de EE UU se publica en la víspera de la reunión de dos días de la Reserva Federal, para la que se espera un nuevo recorte en el programa de compra de deuda pública e hipotecaria. El proceso de transición hacia la normalidad monetaria comenzó en diciembre. El repliegue se espera esté completado para otoño.
En un escenario que caracteriza de incierto y ambiguo, el FMI prevé que los tipos de interés sigan estancados cerca del 0% hasta mediados de 2015 o incluso más tarde, para de ahí subir gradualmente hasta el 4% dos años después, cuando a final de 2017 se alcance el pleno empleo. El equipo de Lagarde vuelve a pedir a la Fed que comunique «con más claridad que nunca» sus intenciones, para reducir al mínimo el riesgo de fluctuaciones en los mercados.
La volatilidad, advierte, tendría implicaciones que podrían afectar a los países más débiles y lastrar el ya complicado proceso de recuperación de EE UU. En un escenario de tensión, el FMI sugiere que se permite un aumento temporal y modesto de la inflación por encima del objetivo siempre que el mercado laboral se mantenga lejos de alcanzar el pleno empleo.
Medidas fiscales adicionales
La creación de empleo, añade, avanza a un ritmo que califica de “saludable” y prevé que se mantenga estable. Sin embargo, cree que el mercado laboral sigue siendo vulnerable y no anticipa una rápida caída del paro. Se fija en concreto al elevado paro de larga duración, a la baja tasa de participación, que está a nivel de hace tres décadas y al estancamiento de los salarios.
El FMI es partidario de que para apuntalar la reactivación con medidas fiscales que mejoren la productividad y eleven la oferta de empleo, con inversiones públicas infraestructuras o priorizando el gasto en educación. Lagarde lamenta que no haya un acuerdo político entre la Casa Blanca y el Congreso de EE UU para cerrar un plan de consolidación fiscal a medio plazo creíble y bien articulado, pese a que ve progresos en las discusiones.
En este sentido, reconoce que en los últimos años se redujo el déficit público de una forma rápida. Pero la deuda, añade, sigue en una situación insostenible y teme vuelva a crecer en 2018. El Fondo concluye que junto a las medidas antes citadas, se necesita proceder a la reforma del impuesto de sociedades para simplificarlo y limitar, por ejemplo, las opciones que permiten a las multinacionales dirigir sus beneficios al extranjero. También recomienda un impuesto al carbono y un IVA federal.
Bancos en la sombra
El FMI evidencia los avances en la reforma del sector financiero. Los bancos son más sólidos, los balances saludables y la regulación mejoró considerablemente. Sin embargo, teme que esta mejora se esté apoyando demasiado en una política monetaria extremadamente laxa y eso crea puntos de vulnerabilidad en negocios no regulados. Le preocupa especialmente a Lagarde las actividades de los intermediarios no bancarios, «los imanes del riesgo».
El abandono repentino por parte de los inversores de algunos mercados podría provocar un ajuste brusco de algunos activos financieros y eso, a su vez, podría dañar el crecimiento de EE UU. Por eso recomienda medidas para reducir los riesgos en las actividades de los denominados bancos en la sombra. También pide medidas para afrontar el reto del demasiado grande para quebrar.