Estas cifras demuestran que la reforma laboral no ha reducido la estacionalidad ni aumentado la afiliación a la Seguridad Social, según sus propias cifras
La Educación ha sido el sector más afectado en términos de empleo durante este verano, con una disminución de la afiliación de 221.835 personas en los meses de junio, julio y agosto. Resulta destacable que de este grupo de trabajadores que han perdido sus empleos, 135.142 tenían contratos de tipo fijo discontinuo y han dejado de estar registrados en la Seguridad Social debido a su inactividad, aunque no se cuentan como desempleados.
Este fenómeno demuestra que la reforma laboral, diseñada principalmente para reducir las fluctuaciones abruptas en el empleo, como las contrataciones masivas en épocas de alta demanda y los despidos en épocas de baja demanda, ha tenido éxito en moderar estas fluctuaciones en términos de desempleo registrado. Sin embargo, esta moderación no se ha traducido en una reducción de la estacionalidad ni en un aumento de la afiliación a la Seguridad Social.
En total, el número de afiliados con contratos fijos discontinuos en el sector educativo ha disminuido de 153,240 en mayo a solo 18,099 activos en agosto, según datos del Ministerio liderado por José Luis Escrivá. Esto demuestra que el sector ha utilizado ampliamente este tipo de contrato para mantener a los trabajadores hasta el final del año escolar y luego prescindir de ellos durante el verano, evitando así el pago de sus vacaciones.
Esta práctica ha sido común durante mucho tiempo, pero en el pasado, los empleados de este sector tenían otros tipos de contratos temporales. Por ejemplo, en 2019, durante el verano, perdieron sus empleos 221,669 trabajadores del sector educativo, experimentando la mayor caída en la afiliación entre aquellos con contratos temporales (141,501 dejaron de trabajar). Aunque ahora tienen contratos indefinidos, siguen sin generar ingresos durante los meses de verano. Aunque tienen más derechos y garantías, como la antigüedad y la certeza de tener un puesto de trabajo esperándoles, su situación en términos de ingresos anuales y tiempo de trabajo ha cambiado poco.
Una de las diferencias notables es que antes, si lo deseaban, estos profesionales podían registrarse como desempleados en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), mientras que ahora se consideran demandantes de empleo ocupados en cualquier caso, lo que significa que no se suman a las listas de desempleo.
A pesar de la aparente mejora en las condiciones de estos trabajadores, es llamativo el uso generalizado de los contratos fijos discontinuos, a pesar de que el Gobierno lanzó una campaña a principios de año a través de la Inspección de Trabajo para supervisar el uso «abusivo» de este tipo de contrato en el sector, tanto en la educación privada como en la pública.
La Audiencia Nacional respaldó a principios de 2023 que el sector de la enseñanza privada no podía utilizar el contrato fijo discontinuo, como se reflejó en el convenio colectivo del sector. Sin embargo, este tipo de contrato aún se utiliza en el sector público, como se ha observado en la publicación de plazas por parte de algunas comunidades autónomas y corporaciones locales en boletines oficiales, lo que va en contra de la posición del Ministerio de Trabajo.
La Inspección sigue supervisando su uso, como lo anunció el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, en abril, asegurando que se investigaría el uso del contrato fijo discontinuo en el sector educativo y se determinaría en qué casos debería utilizarse y en cuáles no. Sin embargo, los datos indican que el contrato se sigue utilizando de manera abusiva en el sector.
En agosto, se perdió la afiliación de tres de cada diez trabajadores en el sector educativo, lo que equivale a unos 61,000 empleados de un total de 185,000. El secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, minimizó esta caída al señalar que era similar a las ocurridas en años anteriores. Según su análisis, la caída en la afiliación media en el sector educativo fue del 5.82% en agosto, mientras que el año anterior fue del 6.72%. Añadió que en años anteriores a la pandemia también fue mayor, con caídas del 6.92% en agosto de 2019, del 7.08% en 2018 y del 7.47% en 2017, lo que sugiere que, aunque negativo, el resultado no es tan malo si se analiza a lo largo del tiempo y teniendo en cuenta la estacionalidad.
Por otro lado, el secretario de Estado de Empleo, siendo más cauteloso, reconoció que a pesar de las campañas de la Inspección, aún hay personas a las que se les rescinde el contrato, se les despide o se les manda a la inactividad para evitar el pago de vacaciones, lo que también ha ocurrido en otros sectores como la industria y la construcción. Señaló que es importante revisar si se sigue produciendo este fenómeno y tomar medidas para corregirlo, ya que la reforma laboral debería haber abordado este problema de manera más efectiva. La Inspección continúa supervisando el uso de los contratos fijos discontinuos para evitar prácticas irregulares.
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