El Indice de Precios al Consumo (IPC) volvió a tasas negativas el pasado julio, con un retroceso del 0,3% respecto al mismo mes del año pasado, empujado especialmente por la bajada de los alimentos, el ocio y la cultura, y también por la menor inflación del transporte y la gasolina, según detalló hoy el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de la mayor caída de precios desde 2009, cuando el IPC al quedó en un -1%, pero entonces la economía española estaba en recesión y ahora está creciendo.
España se encuentra entre las economías de la zona euro no solo con menor inflación, sino que, según advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI), es la que se encuentra más cerca de la deflación: una caída generalizada de los precios que persista durante meses y acaba bloqueando el consumo.
Los grupos con mayor influencia en la bajada de julio por su peso en el total son transporte (con una variación del 0,1 %, un punto inferior a la del mes anterior), vivienda (variación del 1,2 %, nueve décimas por debajo de la de junio) y alimentos y bebidas no alcohólicas (que disminuye su tasa cinco décimas, que es negativa el 2%).
Asimismo, influyó la evolución de ocio y cultura (tasa negativa del 1,6 %, siete décimas menos que en junio) y de bebidas alcohólicas y tabaco (que cae un punto y medio, hasta el 0,6 %). Además, el IPC mensual de julio también registró una tasa negativa, del 0,9 %, con especial incidencia de los descensos de vestido y calzado (12,9 %) y vivienda (0,5 %).
La tasa anual del IPC disminuyó en todas las comunidades autónomas. El mayor descenso se produjo en Navarra (tasa negativa del 1 %, con una disminución de ocho décimas), seguida con un descenso de seis décimas por tres comunidades con tasas negativas, Castilla-La Mancha (0,8 %), Castilla y León (0,5 %) y País Vasco (0,1 %).