El mercado laboral comienza a mejorar relativamente, pero los sueldos todavía siguen con una gran anemia. Hasta julio, los salarios negociados en convenio han aumentado una media 0,55%. Pero en esa media se esconde que 732.505 asalariados de los más de 3,7 millones que están protegidos por los 1.046 convenios registrados hasta julio han visto como se les ha congelado el jornal, 50.000 más que en los primeros siete meses del año pasado, según los datos divulgados ayer por el Ministerio de Empleo.
Hay que tener en cuenta que este dato probablemente se queda corto. Por ejemplo, en la misma estadística se muestra que en los siete primeros meses del año hubo 1.532 incumplimientos de convenio que afectaron a 50.232 trabajadores. Los descuelgues — incumplimientos— en su mayoría implican rebajas o congelaciones salariales. Aunque en este caso sí que empieza a notarse la salida de la crisis: en los siete primeros meses de 2013 los descuelgues afectaron al doble, 110.000 trabajadores.
La devaluación salarial ya se prolonga durante varios años. Esto no solo se observa en el registro de convenios del Ministerio de Empleo, que solo recoge la información relativa a empleados cubiertos por estos pactos, sino que también se observa en las que publica el Instituto Nacional de Estadística (las encuestas trimestral y anual de coste salarial y la de estructura salarial) y los datos de la renta de la Agencia Tributaria. Sin embargo, este año su intensidad ha remitido.
Esta menor velocidad no ha llegado porque los sueldos hayan ganado vigor en 204. De hecho, el porcentaje de aumento salarial oscila entre el 0,4% y el 0,6% desde hace más de un año y medio. La causa es exclusivamente que la debilidad de los precios supera a la de los salarios: la inflación media hasta julio es un 0%.
La devaluación salarial, como herramienta para recuperar competitividad, fue una de las apuestas del Gobierno para superar la segunda recesión nada más llegar al poder. La reforma laboral de febrero de 2012 puso mimbres para ello y ahondó en el camino iniciado unas semanas antes por los sindicatos mayoritarios (UGT y CC OO) y las patronales CEOE y Cepyme que firmaron un pacto que suponía en la práctica una congelación salarial a cambio de una contención de precios (privados y públicos), este última parte solo se ha llegado a cumplir durante este año.
Aquel pacto tiene una vigencia trianual, por lo que ya ha llegado la hora de su renovación. A la vuelta del verano, sindicatos y empresarios comenzarán a negociar. Los primeros ya han advertido que los salarios tienen que ganar brío; los segundos que las subidas no pueden ser generalizadas si no que solo se podrán dar en los sectores que ya tienen beneficios.
Por otra parte, en los datos conocidos ayer se observa una cierta recuperación de la negociación colectiva. Los 3,7 millones de trabajadores cubiertos y los 1.046 convenios registrados hasta julio suponen un incremento del 55% y del 16%, respectivamente. Desde que comenzó la crisis, la negociación colectiva ha retrocedido y año a año el número de trabajadores protegidos por convenios ha menguado. En 2014, en cambio, la tendencia se ha invertido.
Entre estos números también se observa el poco impacto que están teniendo algunos cambios de la reforma laboral. Uno de los objetivos buscados por el Ejecutivo con aquella norma era la de impulsar los convenios de empresa frente a los de ámbitos territoriales o sectoriales y para ello invirtió la jerarquía existente y dio prioridad en su aplicación a los pactos firmados en las compañías. El argumento para ello es que así se favorece la moderación salarial. A pesar de esto, el porcentaje de trabajadores cubiertos por un convenio rubricado en una empresa ha caída hasta el 6%, cuando en años precedentes se situó en el 9% y en 2006 llegó a superar el 11%.
FUENTE EL PAIS.COM